Socioecología Urbana

abril 2010

William Austen Bradbury


Hay una sola y única opción que tenemos en las ciudades en cuánto a la socioecología urbana para salir de las actuales crisis que enfrentamos; y esto es: apoyar al campo. Apoyar al campo vivo y sustentable. Vivimos de él, todos y todas vivimos de él, y si no nos organizamos, actuamos, cambiamos nuestras mentes y nuestros estilos de vida, nos veremos obligados a “volver” a él, a buscar la supervivencia, nos guste o no. Si queremos mantenernos en las ciudades, con todas las ventajas (y desventajas) que tienen, tenemos que apoyar lo que nos sostiene; es decir, evitar que se colapse todo.

La solución en sí, claro, como siempre, es muy sencilla. Es la puesta en acción lo que nos va a resultar difícil, pero sí, se puede, podemos, pero solo podemos hacerlo juntos, trabajando juntos, colaborando unos con otros y olvidándonos de nuestras diferencias, nuestros conflictos, nuestros prejuicios y concentrándonos en lo que compartimos… el planeta y la vida.

Solo tenemos que pensar en todo lo que consumimos, como seres urbanos, directa o indirectamente, y ¿de dónde vienen estas cosas que consumimos? ¿Qué son? ¿De qué están hechas? ¿Dónde están hechas, cómo están hechas y qué impacto tienen sobre el medioambiente? ¿Qué opciones hay para consumir menos o consumir cosas que no tengan tanto impacto negativo sobre nuestra tierra?

Lastimosamente vivimos en una sociedad consumista, en casi todos las ciudades del mundo, y por lo tanto vivimos de mercados – mercados donde fluye el dinero, el precioso dinero sin el cual no podríamos consumir ni vivir.. ¿o sí? ¿Hay alternativas? ¿Son posibles? ¿Existen ya? ¿O las podemos construir? Pues ¡construyámoslas! ¡Juntos! Vamos a ver…

Empecemos con los alimentos – necesidad humana más básica (aparte del agua). Los alimentos, sin duda, vienen del campo (o la gran mayoría – sí, podemos cultivar algunos de manera creativa en nuestras
ciudades de cemento pero nunca nos vamos a poder abastecer únicamente de esto, siempre nos faltará el campo). En el campo viven miles de millones de campesinos y campesinas (por primera vez en la historia
del mundo, desde 2008, hay menos gente viviendo en la zona rural que en la zona urbana
1) y ellos son quienes nos dan de comer. A la vez, y curiosamente, mientras nos dan de comer, también mueren de hambre – 75% de los hambrientos en el mundo viven en la zona rural2. ¿Qué futuro tenemos entonces? ¿Qué podemos hacer

Pues hay miles y miles de iniciativas intentando mejorar esta situación y más que todo lo que necesitan para ser exitosas y extenderse y tener más impacto son… ¡nosotros, los consumidores! Los compradores de alimentos, los que tenemos dinero y los que, con nuestro dinero ganado del sistema capitalista que nos hunde, necesitamos intercambiar con los productores de alimentos para llenar nuestras barrigas. Lo que tenemos nosotros urbanitas con nuestra plata es Poder, poder de elegir en este mundo de libre mercado. Por más pobres que seamos, podemos elegir, entre la Coca-Cola producida por la gran trasnacional explotadora que nos roba el agua del subsuelo, y el mango producido por el buen campesino (o más bien buena campesina) quién cuida su parcela, echa su abono orgánico y con el Sol y el agua de la Madre Tierra, lleva a nuestras mesas un fruto de la Naturaleza.

¿Cómo facilitar este proceso… de apoyar al campo sustentable con nuestro dinero? Pues: nos organizamos. Y no hay nada que perder en el proceso, sólo ganar. El productor no gana suficiente, el consumidor paga demasiado caro… ¿Quién está en el medio de todo esto? Tenemos que crear los enlaces ciudad-campo para ganar los dos, pagar menos por el producto y hacerle llegar más (como se merece) al productor, custodio de nuestro planeta.

¿Cómo construir estos enlaces? En los países “desarrollados” más bien es cuestión de buscarlos (¿en internet?), que ya existen muchos en muchas ciudades de Europa, Estados Unidos3, Canadá… suele haber organizaciones ecologistas que ya han conseguido asegurar el suministro de alimentos frescos y ecológicos producidos localmente y organizan redes de consumidores o mercados locales. Lo que pasa es que, en esos países, los precios suelen ser más altos que los del supermercado, pero ¡ojo! esto no es porque
nos están engañando y que sus precios no son justos, es porque en el supermercado los productos son casi siempre subsidiados por nuestros queridos gobiernos (es decir, por
nosotros, quienes pagan los impuestos), pero claro, solo dan estos subsidios a los grandes productores4 o más bien las grandes empresas agroindustriales. Por eso, la necesidad de organizarnos más y luchar por nuestros derechos.
¡Subsidios para la producción local sustentable, y no para el agronegocio!

En los países “en vías de desarrollo”, el enlace con el campo debe ser mucho más accesible ya que la mayoría de las personas que viven en la ciudad (sobre todo los más pobres) tienen sus raíces en el campo, expulsados a causa de los mismos tipos de política mencionados antes – apoyo para los ricos, para los mega-negocios, y no para los campesinas y campesinos. Si conocemos a gente que vive en el campo, gente que produce, o que puede producir, y somos un grupo de consumidores urbanos que quieren comer, que pueden asegurar un mercado para los productos que vienen del campo, pues tiene que haber una forma en que podamos comprarles directamente (o por lo menos a través de una cadena de intermediarios más corta) para que ellos se beneficien más de la venta de sus productos y nosotros conseguir una mejor oferta. ¿Y por qué la oferta es tan cara? ¿Qué podemos hacer para bajar estos precios tan exorbitantes cuando tenemos hijos cuya escolaridad tenemos que pagar? ¿Y si nos juntáramos el grupo de vecinos? ¿Nos organizamos, para crear nuevas iniciativas…?

Centrémonos en los espacios comunales… las escuelas, los Centros de Salud, las iglesias, los centros comunitarios. E involucremos a nuestras autoridades. Si el alcalde quiere nuestro voto, pues ¡que nos apoye, la Junta de Vecinos, en su búsqueda de arroz nacional producido por la Cooperativa de Arroceros a un precio justo (y no el arroz norteamericano subsidiado5)! La Organización de Madres “Salud para Nuestros Niños” del Barrio Concepción quiere que el Ayuntamiento preste su camión para ir a buscar leche producida en el pueblito de Los Llanos. Ya no quiere tener que aguantar la leche en polvo hecha en alguna mega-fábrica industrializada con restos de producción europea súper-subsidiada y botada en los “libres” mercados internacionales por grandes empresas trasnacionales6. No, ¡queremos lecha fresca y sana para nuestros hijos! Que nos la lleven a las escuelas y nosotras las madres nos encargamos de distribuirla y cobrar una cuota, si nadie más lo va a hacer.

A veces la gente de escasos recursos decimos que no tenemos nada, que los políticos no nos hacen caso, que no tenemos a nadie para apoyarnos y así no podemos gestionar nada. Pero todos y cada uno de nosotros va todas las semanas a la iglesia a escuchar la palabra de Dios, y a cambio ¿qué? Si el cura no es capaz de ayudar a gestionar la compra a por mayor de alimentos comercializados por campesinos pobres y distribuirlos cada Domingo en la iglesia, entonces ¿para qué? ¿Ir a la iglesia y aprender de la buena palabra de Dios mientras pasamos hambre?! ¡Celebremos a Dios con las barrigas llenas!¡Aprendamos de Él con Fuerza y Energía, gracias a la dieta completa que nos facilita a través de sus iglesias!

Son pequeñas iniciativas como éstas, por sencillas que sean, las que son capaces de alterar el sistema que nos causa tanta desgracia a nuestros bolsillos y finalmente, a nuestro planeta.

¿Cómo podemos asegurar que el productor local no nos va a estropear el planeta tanto como la gran compañía agroalimentaria? Son dudas que todo el mundo tiene, que siempre entran en debate, sobre todo cuando hay compañías que pretenden ser “ecológicas” y venden productos orgánicos. Seguro que el campesino va a echar veneno ahí sin pensarlo, pero la compañía certificada en EE.UU. me va a vender un producto “natural”… Sólo pensar en ¿cómo un pequeño productor va a poder provocar la deforestación ilegal de 8 000 hectáreas selváticas de tierra indígena para plantar soya7, reclutar a mercenarios para asesinar a líderes campesinos8 o engañar a millones de consumidores anunciando un producto como
orgánico cuando en realidad no lo es9? Por lo general, podemos concluir que miles de pequeños productores con una relación más directa con sus consumidores no van a hacer tanto daño ni engañarnos tanto como los CEO de grandes multinacionales (quienes son capaces de sobornar gobiernos10 o hasta organizaciones terroristas11 para proteger sus intereses).

Bien. Entonces, intentemos relacionarnos con el campo, con las personas que viven ahí y que nos suministran. Intentemos interesarnos por ellos, visitarles si podemos, ver sus fincas, ver cómo producen y influir en ellos si queremos. Queremos productos sanos, que no nos van a hacer daño, tampoco al medioambiente. Estamos dispuestos a aceptar a los productos que tal vez no se ven tan bonitos como los que venden en las tiendas, pero que entendamos que son productos de mejor calidad, más nutritivos y menos dañinos para nuestra salud.

En fin, hay que ser creativos sobre cómo abordar la problemática y mejorar la calidad de nuestras vidas y la del planeta, de manera conjunta. Muchas veces la gente piensa que no, no se puede cuidar el medioambiente, ser ecologista, es demasiado caro. Esto es falso. ¿Cómo puede ser más caro recoger la basura orgánica en tu patio, ponerla en una pila y hacer tu propio abono orgánico con la pura Naturaleza y así fertilizar tus cultivos y producir alimentos sanos, que comprar el fertilizante químico hecho con gas natural extraído del Ártico12 desde una profundidad de 4 000 m, procesado y licuado a altas
presiones, envasado y enviado al otro lado del mundo? Sí, más trabajo y más esfuerzo es hacer tu propio abono, pero también más sabio, más intuitivo, más innovador, más estimulante – y si no usamos nuestras mentes, ¿qué somos, entonces?

Entonces, con la innovación busquemos formas de ser más ecológicos en todos los aspectos de nuestras vidas. Hemos empezado con la alimentación porque es lo que consumimos más, como humanidad, y es básico para todos. Otra necesidad fundamental: el agua. Si no tienes agua potable en la llave de tu casa, busca una alternativa a los costosos botellones de agua purificada. Hay filtros purificadores de agua que
tampoco son tan caros sino que son muy económicos a largo plazo. Si no sabes donde comprarlos, ¡busca!, entre tus propios contactos, o en las Páginas Amarillas. Si no tienes para la inversión inicial, pues júntate con tus amigos: todos ponen una parte para comprar un filtro; se selecciona al azar quien va a recibir el primer filtro y siguen aportando y rotando hasta que todos tengan su filtro. Otras opciones más económicas incluyen filtros más sencillos, de cerámica o arcilla, o la desinfección solar con el método SODIS
13 (pero utiliza botellas de vidrio, ¡no plásticas!).

Para la limpieza… hay alternativas a los cloros químicos y los detergentes industriales. Hay hasta recetas para hacer desinfectantes caseros con vinagres, limones y bicarbonato de soda. Búscalos en internet14. Mira a ver si hay algún proyecto de apoyo a productos ecológicos en tu ciudad – a lo mejor ya hay y solo necesitan más compradores para ampliar sus programas en las comunidades.

Para el champú, existen varias recetas para hacer champúes naturales e incluso marcas de los mismos que se venden en muchas farmacias. Pero ¿qué puede ser más ecológico que la sencilla clara de huevo, una vez al mes? ¡Pruébalo! Y desodorante, hay varias opciones… jugo de limón, cristales de alumbre de potasio, o hidróxido de magnesio15.

Para buscar más alternativas, hay que compartir ideas y conocimientos… estos deben ser libres, y, de hecho, no vamos a salir de este hueco que hemos excavado si no lo hacemos compartiendo juntos. ¿Alternativa para la pasta de dientes, alguien sabe?

Pero no hay que volverse loco buscando alternativas para todo cuando no hay. O mejor dicho, sí, hay, pero están afuera de nuestro alcance por el momento. Estamos restringidos por la realidad en qué vivimos, nuestra sociedad y nuestro sistema político y económico. Por ejemplo, la energía. Ayyy.. la energía. Nos dan la imagen de que ya no podremos gastar nada de energía, que vamos a tener que volver a vivir como en la época prehistórica porque sin los combustibles fósiles, no vamos a poder hacer casi nada. Tendremos que dejar de viajar, solo desplazarnos en bicicleta o a pie, apagar todas las luces de la casa menos una y andar por casa con tres chumpas para no encender la calefacción.

Ese Sol – damas y caballeros – que nos alumbra todos los días, y que da vida a todo, provee a la tierra 2850 veces más energía que la que usamos los seres humanos actualmente. Tenemos la tecnología para lograr captar 3.8 veces la demanda global de energía sólo por la radiación solar (si agregamos la energía geotérmica, la eólica, y la oceánica, llegamos a 5.3 veces)16. Claro, la solución tampoco es tan sencilla, pero el hecho es que existen las tecnologías, que sí, lo podemos hacer, y lo que falta es voluntad política.

¿Como crear esta voluntad política? Liderar “por ejemplo”. La ecología empieza con uno mismo. Queremos cuidar el planeta, entonces tenemos que actuar nosotros mismos, mirándonos por adentro, y hacer pequeños cambios. Si no los hacemos nosotros, nadie más nos lo va a hacer. No podemos sólo organizarnos para quejarnos y reclamar a nuestros políticos para que ellos arreglen los problemas cuando al fin y al cabo, estamos nosotros detrás de muchos de estos problemas. Aunque sean solo pequeños cambios que logramos hacer en nuestra forma de vivir, si son cambios que todos podemos hacer, se multiplicarán; sin que nos demos cuenta, contagiaremos a más personas, aprenderán de nosotros, se unirán y poco a poco el cambio irá creciendo hasta que un día se provocara un cambio grande, en la sociedad.

A los políticos les involucraremos en todo cuanto podamos. Tal vez serán reacios al inicio, pero al final, tendrán que seguir… si no, perderán su poder. Cuando vean que el pueblo se está movilizando por si mismo, que está despierto, consciente, que está caminando, cambiando, los políticos tendrán que responder. Los gobiernos tendrán que asumir políticas que nos faciliten las soluciones tecnológicas que sabemos que existen por que las vamos a necesitar para esta transición. Y con esta tecnología, vamos a poder mejorar la calidad de vida de todos y todas. La pobreza podrá ser algo del pasado. Cuidar el planeta no significa un costo, no para el pueblo, pero sí para las élites detrás de las empresas trasnacionales y el cartel de la banca internacional. Para ellos significa un gran cambio, un cambio de chip en sus mentes, y necesitaremos a los políticos para ayudarnos en este cambio.

La socioecología urbana, entonces, no sólo se trata de las ciudades. La ecología es la ciencia de la Tierra entera y la interrelación de toda la vida presente en ella. Los seres que viven en las ciudades dependemos del campo y si seguimos abusando de él, al final nuestras ciudades se caerán. Sin embargo, gracias a la innovación tecnológica y el conocimiento acumulado de la humanidad, podemos solucionar este problema colectivamente. Ahora, lo que pasa depende de nosotras y nosotros.

……………………………………………………………………………………………………………………………

1
Fondo de Población de la Naciones Unidas (UNFPA),
estado de la población mundial 2007 – Liberar el potencial del crecimiento urbano.

2

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Informe sobre Desarrollo Humano 2005.

3
En Estados Unidos puedes consultar
www.localharvest.org, en Gran Bretaña www.farmersmarkets.net

4
Por ejemplo, en Europa, casi la mitad del presupuesto de la Unión Europea se gasta en subsidios agrícolas (unos 55 mil millones de euros en el 2008), entre cuyos beneficiarios en Gran Bretaña se incluyen la misma Reina Isabel II y el Duque de Westminster, el hombre más rico de todo el Reino y uno de los terratenientes más grandes.

5
Caso explícito en las secuelas del terremoto en Haití. Para el relato de un técnico agrícola haitiano en el terreno, ver:
http://agwoeko.wordpress.com/2010/03/06/el-programa-mundial-de-alimento-provoco-replicas-devastadaoras-en-el-medio-rural-haitiano/

6
Para aprender más sobre los efectos devastadores de los subsidios europeos en los países en desarrollo, ver el buenísimo documental
La Poderosa Agricultura Europea (2004) (título original en inglés: “Nailed
to the Bottom: Subsidies and the Global Economy
”) – búscalo en internet.

7

Caso de Cargill y Bunge en Mato Grosso, Brasil. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=30118

8

Caso de Syngenta en Brasil (2007)
http://viacampesina.net/downloads/PDF/The%20Case%20of%20Syngenta%20-%20Human%20Rights%20Violations%20in%20Brazil.pdf

9
Caso de la lecha de soya
Silk, manufacturado por Dean Foods (EE.UU.)
http://www.cornucopia.org/2009/10/off-target-major-retailer-accused-of-organic-improprieties-state-and-federal-complaints-allege-mislabeling/

10
Caso de
Monsanto, culpable de sobornar funcionarios indonesios durante años para evitar que el Gobierno Indonesio evaluara el impacto ambiental sobre su algodón genéticamente modificado.
http://es.wikipedia.org/wiki/Monsanto#Controversia

11
Chiquita,
única empresa en la historia de EE.UU. condenada por sobornar a una organización terrorista (según definida por los EE.UU.), en Colombia. Ver:
“De Arbenz a Zelaya: Chiquita en América Latina”,
http://www.democracynow.org/es/programas/2009/7/21

12
Próximo lugar donde se prevé la explotación extensa de reservas de petróleo y gas natural gracias al Cambio Climático. Los rusos ya han plantado su bandera en el fondo del Océano Ártico, a 4 000
m de profundidad (ver: BBC Mundo,
La lucha por los recursos del Ártico,
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_7329000/7329345.stm)

y Obama acaba de dar el visto bueno en EE.UU. para la perforación de petróleo al norte de Alaska.

13
Ver: www.sodis.ch
(http://translate.google.com/translate?js=y&prev=_t&hl=es&ie=UTF-8&layout=1&eotf=1&u=www.sodis.ch&sl=de&tl=es)

14
Info en inglés:
http://liveearth.org/es/liveearthblog/save-money-and-stay-green-diy-cleaning-tips

15
Leche de magnesia, que se vende en las farmacias como laxante.

16
WBGU en
[r]evolución energética: Perspectiva mundial de la energía renovable (2007), publicado por Greenpeace.

www.greenpeace.org/raw/content/espana/reports/r-evoluci-n-energetica-persp.pdf

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